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lunes, abril 18, 2011

La coedición también llama por teléfono

Hace unos días, iba en el metro a casa cuando mi móvil empezó a sonar. Entre que iba en el metro rodeado de gente y no iba a poder hablar cómodo, y que no conocía el número, no contesté, aunque en breve recibí un sms que indicaba que alguien había dejado un mensaje en mi buzón de voz, el cual comprobé en el momento.

Se trataba de una persona de una editorial, que decía que me llamaba en relación a un manuscrito que les había enviado. En ese momento sentí una cierta emoción, aunque la aplaqué, por aquello de que prefiero no fiarme y conocer antes todos los detalles. Además, debido al ruido que antes comentaba, no entendía bien el mensaje, concretamente de qué editorial se trataba. Pero bueno, como punto a su favor, estaba el hecho de que se hubieran molestado en llamar por teléfono, cosa poco habitual.

Subí a casa y volví a escuchar el mensaje, y ya pude por fin entender de qué editorial se trataba, así que accedí a mi ordenador y miré en mi correo cuándo les había enviado el manuscrito. Concretamente, a finales de febrero, y sólo había enviado un resumen, así que pensé que o bien me llamaban para solicitar que les enviara el manuscrito completo, o bien para rechazarlo cortésmente (o no tan cortésmente).

Pues bien, la llamada empezó mal desde los primeros segundos. Cuando hablé con la persona que me había llamado, no se acordaba de mí, y eso que me había llamado sólo 15 minutos antes. ¿Qué me lleva a pensar eso? Que hacen decenas de llamadas al día, y el hombre estaría buceando en su agenda. Como ya eran más de las 19:00, probablemente habría hecho muchas llamadas ese día.
Lo segundo que me mosqueó es que insistía en que les había enviado un manuscrito, cuando lo único que obraba en su poder era un resumen, con sólo un par de capítulos. Ya más mosqueado todavía, me disponía a escuchar la enésima oferta de coedición.

Y, efectivamente, eso fue lo que escuché. He recibido muchas ofertas de coedición a lo largo de los últimos años, pero ésta fue especialmente sangrante. No por ser una oferta de coedición, sino porque el editor afirmaba que el manuscrito les había gustado "un poquito" (palabras textuales) y querían publicarlo, con sólo haber leído un resumen que es más o menos el 10% del total de la novela. Y ni que decir tiene que yo debía contribuir económicamente. Como razón, esgrimían que yo no tenía muchas cosas publicadas. En fin, que perdió el tiempo, el dinero de la llamada, y a mí me hizo perder también el tiempo. Menos mal que la llamada mía fue a un fijo y tengo las llamadas a fijos gratis. Pero, como podéis imaginar, cuando colgué tenía un cabreo bastante curioso.

Pude constatar que las ofertas de coedición se hacen también por teléfono, lo cual me lleva a pensar que así creen que el autor se cree más importante, porque se están molestando en llamarle, en lugar de mandarle un presupuesto por email. Deben de pensar que lo que buscamos editorial sin tener novelas publicadas somos tontos e ilusos y nos la pueden colar por donde sea, y deberíamos empezar a demostrar que no es así. Yo espero estar aportando mi granito de arena con estos artículos, que por lo menos sirven para que mi blog aparezca en los primeros resultados en Google, cuando alguien busca la palabra "coedición". Puede que no me esté ganando muchos amigos entre esas editoriales que coeditan, pero, teniendo en cuenta que siempre les digo que no, es algo que no me afectaría.

A seguir buscando. Y los que estéis también buscando una editorial o un agente literario, perseverad y no dejéis que los cantos de sirena de algunos os engañen, aunque os digan que vuestro manuscrito les ha gustado "un poquito", mucho o que sois la última sensación editorial. A mí, una vez, antes de mandarme la oferta de coedición, me compararon con Eduardo Mendoza, nada más y nada menos que el último ganador del premio Planeta. Si eso fuera verdad (ojalá) no necesitarían ofrecerme pagar por publicar.

Saludos a todos.

1 comentario:

El espíritu inquebrantable dijo...

Hola, soy Julia, he llegado a tu blog a través del blog de Anxana y he visto tu post. Yo fui víctima de la coedición, de las prisas por publicar, de los nervios, de la emoción, de la impaciencia. Aún tiemblo al recordar todo lo que tuve que pasar y todo lo que perdía por caer de bruces en la trampa. Me alegro de que tú supieras calarles a tiempo y te libraras de semejante estafa. Me gusta lo que he leído hasta ahora y quiero seguirte. Pero algo ocurre con mi PC y no puedo. Lo intentaré más tarde. Sobra decir que yo también soy escritora y que, como tú y como otros muchos, intento hacerme un hueco en el mundo literario/editorial. Si quieres seguir mis pasos y saber un poquito de mí te invito a visitar mi blog
http://juyjo.blogspot.com
Gracias por tu atención.