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lunes, septiembre 28, 2009

Hoy se me han hinchado las pelotas

Así tan mal como suena.

Tengo el culo pelado (hala, otra grosería) de recibir ofertas de coedición o autoedición, pero lo que he recibido hace aproximadamente media hora, ha sido la gota que colma el vaso. Quienes hayan seguido este blog, sabrán ya que no suelo ser amigo de poner nombres y apellidos a este tipo de gente, pero hay cosas que claman al cielo, y lo de esta noche entra en esta categoría.

Puedo entender la existencia de estas "empresas de servicios editoriales", de la misma manera que yo mismo me gano las alubias en una de servicios informáticos, pero que aquéllas se presenten como editoriales, o como la única manera de que los noveles publiquen, es lo que me enerva. En este caso se trata de la editorial Atreyo, que además tiene la osadía de subtitular su web, bajo su nombre, con la siguiente frase: "Las puertas del escritor".

La web se abre con una disertación bastante extensa sobre por qué los sitios donde uno puede promocionar gratuitamente su obra (léase foros literarios, yoescribo.com, etc.) no son los medios más adecuados para hacerlo o sobre por qué el autor no es el más indicado para corregir su obra, porque, según palabras textuales, "Aún cuando podamos escribir una historia, no es suficiente para llamarnos escritores. Podrás saber tanto de medicina como el mejor galeno, pero no podrás ejercer si no hay un respaldo institucional detrás tuyo". Vamos, para empezar, comparar la escritura de una historia, buena o mala, con una operación a corazón abierto me parece pasarse de la raya. Por muy mala que sea la historia que escribo, incluso si intento venderla, no pasará nada, mientras que si trato de ejercer la medicina sin titulación, seré acusado de intrusismo profesional y, probablemente, imprudencia temeraria. Empezamos bien, aplicando la demagogia. Muy buen punto de partida, sí señor.

Pero la cosa no acaba ahí. No contentos con hacer la poco afortunada comparación con los venerables médicos, se nos muestran como la única opción posible de cara a una evaluación y corrección, como si las editoriales tradicionales no evaluaran nada. Ellos seguro que lo evaluarán (se supone que es por lo que cobran), pero si su idea después de la evaluación (que, me vais a permitir, dudo que sea muy negativa) es tratar de seguir adelante con uno de sus planes de edición (por supuesto, pagados también) ¿qué más me da si evalúan mi manuscrito? Mejor pagarles directamente.

El problema no sería tal si estas editoriales cuidasen las formas y sus disertaciones vinieran, de algún modo, arropadas por un mínimo hálito de profesionalidad. Aparte de poner a parir, sutilmente, a aquellos que mantienen de forma gratuita webs y foros literarios que nos permiten difundir lo que nos dé la gana, bueno o malo, sin coste alguno, estos señores de Atreyo van más allá y lo hacen... ¡con faltas de ortografía! Aquí es donde nos rasgamos las vestiduras, cuando vemos que unos señores que pretenden cobrar a los autores por un servicio de corrección, son incapaces de corregir sus propias páginas. Voy a poner unos pocos ejemplos, algunos de pobre redacción, y otros de falta de ortografía garrafal:

1) Esta frase es de antes, y os sonará: "Aún cuando podamos escribir una historia, no es suficiente para llamarnos escritores. Podrás saber tanto de medicina como el mejor galeno, pero no podrás ejercer si no hay un respaldo institucional detrás tuyo". Vamos a ver: ¿a estos señores no les ha enseñado nadie que "aun" no lleva acento cuando, como en el caso que nos ocupa, se sustituiría por "Incluso"?

2) Nos encontramos con el texto siguiente: "La gran trampa de ese juego es que nadie podrá tomar en serio su trabajo, ni siquiera los menos exigentes. Sólo tiene que preguntarse así mismo, ¿cuántas veces ha leido un texto de esos?". Empecemos la diversión: ¿se refieren a "a sí mismo" en reflexivo o a "asimismo"? En ningún caso aciertan, y se quedan tan anchos. ¿Y qué tal poner ":" después de "mismo"? Con este nivel de redacción de escuela primaria, ¿pretenden que alguien les pague por una corrección? Sólo alguien con un nivel más bajo que ellos podría quedar contento con las correcciones que le hicieran. No sé cómo pensarán otros, pero a mí me sentaría bastante mal acabar discutiendo con el supuesto profesional al que tengo que pagar por una corrección que podría haber hecho mejor yo mismo. Ah, y no olvidemos el "leido", así sin acento. Total, sólo es una raya inútil que nos hace gastar tinta y nos obliga a pulsar una tecla más.

3) Son reincidentes: "Por eso, Editorial Atreyo se preocupa por usted haciéndole esta advertencia. No se apresure a lanzar su texto al público". Nuevamente, no debe de haber carácter ":" en su teclado, y tampoco comillas.

4) Una joyita más: "Y cuando haya puesto el punto final y las palabras FIN, su libro estará listo para que envíe una carta al Editor de alguna editorial.". Otra tecla rota en su teclado o alguien ha olvidado unas comillas para ese "FIN". En fin (chiste fácil), otra muestra de un texto que no pasaría ni una primera revisión.

Podría seguir enumerando fallos, grandes y pequeños, pero eso implicaría tener que leer todo el texto de la web, y ya me he cansado de faltas de ortografía, que, como diría el señor Federico Trillo, "manda huevos" encontrárselas en la web de una editorial.

Para quien le interese, la susodicha editorial está ubicada en México, en la ciudad de Nuevo Laredo, y cobra desde $99 hasta $1500 por publicar a quien tenga el dinero. Son dólares americanos, y me parece un poco excesivo, porque en el caso del plan de los $1500, el autor recibe 40 ejemplares. El resto se supone que es la tramitación del ISBN (que, al menos en España, es gratuita) y elaborar cosas tan caras como tarjetas de visita o hacer avisos a tiendas, webs, etc. (es decir, dedicar dos o tres días, como mucho, a mandar emails). Suponiendo que la "promoción" se llevara $300, el cálculo arroja la nada despreciable cifra de $37,5 por ejemplar, algo que ni Plaza&Janes paga a su imprenta por ejemplar. Y ni hablemos ya de las otras ofertas, más económicas, por las que el autor no recibe ni un único libro. No es que yo defienda a lulu o bubok, por poner los ejemplos más conocidos, pero dan más que eso por menos, y no se presentan como la quintaesencia del mundo editorial.

En fin, creo que mis pelotas ya están de su tamaño normal, viene bien desahogarse. Por supuesto, ya les he enviado un email rechazando sus "servicios", e instándoles a que revisen su web, por la poca confianza que da una editorial con faltas de ortografía.

11 comentarios:

Sergio G.Ros dijo...

Hola Jorge, hace tiempo que te sigo pero hasta ahora no había comentado. Mira, yo llevo escritos cuatro manuscritos (redundancia), y aún no he conseguido publicar. Me he topado por el camino con un buen puñado de esas llamadas "editoriales" y, al igual que tú, me dan ganas de echar la pota, ja,ja.. Lo que más me fastidia es que disfracen sus intenciones. Ojo, no reprocho que alguien quiera pagar porque le maqueten, le editen y demás (aunque como dices en tu entrada, que se ponta a rezar para tener suerte), pero me joroba bastante que te intenten vender algo que no es. ¡Que se dejen de pamplinas! Y ya que estamos que no vendan la moto a nadie: tú no les debes nada a ellos, ¿por qué? Pues porque en esta vida "el que paga, manda".
Un placer leerte, saludos.
Sergio.
Por cierto, te dejo el enlace de mi blog por si te apetece pasarte:
http://elalmaimpresa.blogspot.com/

María (LadyLuna) dijo...

¡Haaala!

Si es que hay de todo... ¡Aluciné con lo que contaste!

Un saludo ;)

PD: ya era hora de que me pasara por aquí^^

Juan Carlos Garrido dijo...

Jorge:

Mi propia experiencia no dista mucho de la tuya, con la salvedad de que, en lugar de escritor en espera, uno ha asumido la condición de escritor, sin apellidos. Por fortuna, cuento con otro oficio, que me permite comer, y contemplo la escritura como mi pasatiempo, al igual que a otro le puede dar por construir barcos en miniatura.
Siendo así, soy consciente de estar en la literatura para escribir, no para publicar o ganar concursos; también de que la labor servirá para dejarme la vida, no para ganármela. Esto me basta para disfrutar de lo que hago, y que la literatura constituya para mí un placer y no un suplicio.

Esto no quita que, con cierta frecuencia, uno pruebe suerte con los concursos y, de año en año, con los agentes (ya hace tiempo que me abandone la ingenua fe en las editoriales), si bien me enfrento a esta tarea como quien juega a la lotería: conocedor de que existe una posibilidad, si bien consciente de que es sumamente remota.

Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Jorge:

Te entiendo. Te entiendo perfectamente, de hecho. Esas "empresas", porque no se les puede llamar de otra manera, ocultan sus verdaderas intenciones. No dejan claro a qué se dedican, y más de algún desprevenido se habrá quedado atrapado en la "miel" que ofrecen. (Me siento orgullosa: ¡en mi teclado sí vienen las comillas!)

De todas formas, este caso es el colmo de los colmos, desde luego.

Estoy de acuerdo en todo lo que dices, y opino lo mismo que Deusvolt, LadyLuna y Sombras Chinescas. No hay palabras... ¡alucinante!

Saludos,

naTTs

Paqui dijo...

Estimado Jorge:

Hace poco ayudé a un profesor en la escritura de un texto científico, escribiendo artículos sobre varios temas... llamémoslos "tabú" en nuestra sociedad y que eran parte de otras culturas y sociedades, presentes en la historia. Por ejemplo, el uso de alucinógenos en los oráculos griegos y romanos. Estos hechos están comprobados y confirmados por ciertas investigaciones y estudios consagrados.
Desafortunadamente, cuando llevamos el libro a las principales editoriales, de entre ellas la propia editorial de nuestra universidad, nos negaron la edición y la publicación del texto, a causa de ese tema 'tabú'. La respuesta: a nadie le interesa lo que nos estáis proponiendo, por lo que no es rentable publicarlo. ¿Qué te parece?
Al final, tuvimos que buscarnos un colaborador en la Universidad de Michigan e intentar publicar el libro en USA. Se publicó, se vendieron miles de ejemplares y ha resultado que el "dichoso" libro ahora es objeto de estudio en los cursos de Mitología Clásica, por dicha universidad.
Me parece que siempre se ha de intentar llegar hasta el final si crees que tu obra es buena. Lo que acabo de describir es un ejemplo, y si encima me pongo a contarte que una de las editoriales, filiales de la de USA en España, nos llamó para decirnos que porqué no lo habíamos publicado con ellos, pues nos partimos la caja de la risa. Por supuesto e inmediatamente, les mandamos la carta de rechazo por fax para que no hubiese ninguna duda. Actualmente, el libro no se ha publicado en España y sólo tenemos dos ejemplares originales, el de mi profesor y el mío.
QUE VERGÜENZA, las editoriales siempre irán a hacer negocio, a exprimir al escritor y encima a engañarnos!!!!!

Jorge Urreta dijo...

Paqui, lo que me cuentas no es nada nuevo, ni sorprendente. No eres la primera persona que tras numerosas negativas, decide acudir a EEUU para poder publicar. El mercado literario de habla hispana en ese país crece por momentos, y muchos son los que se están planteando acudir a él.

Lo de la editorial española tampoco me sorprende en absoluto. De hecho, me ha recordado a Ildefonso Falcones, que se hizo famosísimo con su aclamada "Catedral del mar". Pues bien, el mismo Ildefonso envió en su día dicha novela a la editorial que finalmente lo publicó, y en sus oficinas quedó el manuscrito, cogiendo polvo. Cuando, meses después, el autor apareció de nuevo frente a la editorial, de la mano de una famosa agencia literaria española, la editorial "se dio cuenta" de que hacía meses que tenían el manuscrito. Sin la mencionada agencia de por medio, el libro hubiera seguido cogiendo polvo en la editorial.

En fin, todos los libros que merecen la pena acaban encontrando su hueco, si sus autores están dispuestos a seguir hasta el final, y a ser pacientes. Hay muchos aprovechados y los "cantos de sirena" suenan por doquier, pero el resultado merece siempre la pena, aunque la publicación se lleve a cabo con una editorial pequeña.

Marìa Teresa Fuenmayor Tovar dijo...

Hola, Jorge, es interesante todo lo que escribes. Tambièn escribo y de verdad que las editoriales son unos filtros horrendos e injustos, ¿Còmo publicar nuestras obras sin depender de ellas? Creo que debe haber un camino alterno...sòlo que "el vil metal" (màs bien, la carencia del mismo) es un obstàculo INJUSTO PERO CIERTO. Sigo pensando que debe haber una alternativa y la busco, no la he encontrado aùn pero no pierdo las esperanzas. Cuando puedas entra en www.escritoresdelmundo.ning.com que es una propuesta interesante ya que reune a muchos que como tù yo y otros escribe, quiere que lo lean y no ha podido (algunos sì) publicar.

Lucía dijo...

Hola.
Me ha encantado. Lo que dices son puras verdades y me reí mucho cuando ponías a la editorial verde (vamos, casi todo el tiempo). Gracias, sobretodo, por la información.

Marψa del Campo dijo...

Sé bien cómo te sientes, Jorge (empecemos por ahí, así tenías que llamarte jaja me callo). Estoy en tu misma situación, sólo que más cabreada porque es lo que conlleva el orgullo...
Sea como fuere, no hay que encontrar el camino: hay que abrírselo! ;)
Los editores son unos buitres. A mí me acaban de pedir 3000€ por 200 ejemplares. ¿Qué broma es ésta? Realmente, y en el fondo, lo esperaba. Cómo no hacerlo, es una detrás de otra. Me divierte horrores que parecen esas frases copiadas de un libro titulado "sea el mejor estafador en 10 días (no se devolverá el dinero en caso de no alcanzar ese codiciado nivel)", así como "precio competitivo", "publique con ___ y ganará", "¿escritor nuevo sin publicar? ésta es tu solución"... blablabla, dejaré ahí la enumeración; odio perder el tiempo ;)

Marψa del Campo dijo...

Y por cierto, me gusta que se haya encontrado en el mundo alguien tan perfeccionista como yo, ortográficamente hablando.

Jorge Urreta dijo...

Marya, yo a ese tipo de personas no las calificaría de editores, sino de mercaderes de la palabra. Un buen editor es aquel que se implica con sus autores y no les cobra un duro. Los otros publican cosas, pero eso no les convierte en editores, ni de lejos.