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viernes, abril 18, 2008

¿La "lacra" de lo comercial?

Últimamente, algunos anónimos han repetido mucho la expresión “literatura comercial” en este blog, como sinónimo de “basura”, “mala calidad” y unos cuantos apelativos más, todos negativos. Echando la vista atrás, y pensando en esas palabras y cómo se ven en otros aspectos de nuestra vida, me ha dado por pensar en la facilidad con la que a veces las usamos, sobre todo cuando tratamos de denostar a aquellos que han conseguido algo que nosotros no hemos logrado.

Estoy seguro de que entre muchos de los que critican “Operación triunfo” y sus participantes de forma hiriente, hay muchos que se presentaron a sus múltiples castings y fueron rechazados. Entre los que arremeten contra el último éxito de taquilla de Hollywood hay, casi con total seguridad, unos cuantos que creen que sus proyectos cinematográficos más humildes (y más oscuros en muchos casos) deberían tener las mismas posibilidades, y que se les está negando el éxito por dárselo a aquéllos.

Por descontado, entre los que critican a Dan Brown, J. K. Rowling o cualquiera que haya escrito una novela de éxito, hay muchos que escriben magníficamente y que están aún en la sombra porque sus escritos no son tan “vendibles”, pero también los hay que no son capaces de juntar tres frases coherentes seguidas y aun así, esgrimen el “porque yo lo valgo”. Algunos, incluso se atreven a decir que la situación de la literatura actual les lleva a la autoedición, coedición, o a esas “editoriales digitales” que publican ebooks con un nivel de diseño equiparable a clase de dibujo de 5º de EGB (o como se llame ahora). Un día de estos escribiré algo sobre esas “editoriales”, pero ahora no viene al caso.

Puede que sí, y puede que no. Por supuesto que hay gente con gran talento en la música, el cine o la literatura que se ha visto eclipsada por esas opciones más “vendibles”, pero basta ya de plañideras cuya justificación para la mediocridad es sacar punta a lo que hacen los demás, metiendo a todo el mundo en el saco de lo comercial. No seré yo el que diga que J. K. Rowling no ha dado con una fórmula muy vendible, pero no por esa razón creo que se le deban negar sus méritos. Ha conseguido que muchos niños de todo el mundo pierdan el miedo a leer “tochos”. He leído en diversos sitios que existe la posibilidad que una vez acabada la saga del niño mago, esos niños que leían sus tochos no cojan otro libro más, pero si la aportación de Harry consiste en que unos cuantos de esos niños (como si son el 5%) se atrevan con otros libros de más “enjundia”, bienvenida sea. Si un autor consigue crear nuevos aficionados a la lectura, me da lo mismo cómo se inicien éstos. Como si es con la etiqueta del champú.

Por el lado de los escritores, sobre todo los aficionados y noveles, no negaré el daño causado por las películas de “El señor de los anillos”. En los últimos años, la cantidad de adolescentes y no tan adolescentes que afirman estar escribiendo una “trilogía”, ha crecido exponencialmente en los foros literarios. Pero tampoco voy a negar que incluso esas “trilogías”, que por su pésima calidad en muchos casos espero no lleguen nunca a publicarse, pueden servir para acercar a la escritura a nuevos valores muy interesantes. Probablemente, muchos de esos escritores se quedarán por el camino, pero mientras haya unos cuantos que descubran en ese “capricho” una vocación sincera que les lleve a seguir adelante, también me vale. Debemos recordar que el libro ha dejado de ser ese objeto extraño que sólo se regalaba a los estudiantes o se utilizaba para adornar muebles de salón. Ahora hay quien incluso lee esos libros del mueble de salón, y la literatura, aunque poco a poco, se va afincando entre los “currelas”, las amas de casa, e incluso gente sin estudios universitarios (Dios mío, el vulgo nos invade, estarán pensando ahora defensores de la literatura elitista y enemigos de lo comercial).

En definitiva, a lo que quiero llegar es a que antes de hablar de música comercial, cine comercial o literatura comercial, tal vez deberíamos pararnos un poco, hacer un ejercicio de escrutinio de nosotros mismos, y replantearnos si queremos utilizar esas palabras tan a la ligera como se viene haciendo en los últimos tiempos. Los clásicos seguirán siendo clásicos, tanto si se llaman Rimsky-Korsakov, Hitchcock o Miguel Hernández, y nunca dejarán de tener validez. Pero también es necesario que abramos nuestras mentes y sobre todo, nuestros brazos, a nuevos clásicos. Habrá que separar mucha paja del grano, no me cabe duda, pero criticar a todo el que intenta abrirse camino, no es la manera de hacerlo. Jamás habrá una nueva generación del 27, pero sólo porque ya pasó 1927. O mejor, ¿por qué no allanar el camino a una generación del 2027? ¿O del 2008? ¿O del 2009?

8 comentarios:

Luis Quiñones Cervantes dijo...

Todos hemos leído algún best-seller. Pero difiero bastante de lo que comentas en tu blog, porque detrás de cada crítica no hay un escritor frustrado, o un artista deprimido. O, por lo menos, no es mi caso.

Detrás de muchos éxitos editoriales, lo que hay es una gran maquinaria publicitaria. Pongo un ejemplo: estamos soportando en radio, televisión, prensa, Internet y hasta en las paradas de autobús, que el 17 de este mes se publica una novela, la de Ruiz Zafón. Se anuncia a bombo y platillo que se publica una novela que estará, seguro, en la línea de la que la precedió.

¿Dónde está la grandeza literaria de Zafón?. Quizás, como dice Espada en un reciente artículo suyo, en su "prosa escolar". Quien haya leído algunos libros, habrá sabido comprobar cómo La sombra del viento es una novela previsible, folletinesca, que más bien aporta poco. Y diría más: está escrita incluso con descuido.

¿Estamos, pues, ante un fenónemo realmente "literario" o ante una gran campaña mercadotécnica, en la que los lectores no son lectores, sino consumidores?

Y bueno, en una sociedad en la que el consumo forma parte de la vida, no hay que olvidar que se consume por pura necesidad creada desde los medios. Lo que está claro es que número de ventas no tiene nada que ver con calidad literaria. Y en eso me darás la razón, por lo menos.

Anónimo dijo...

Es mercadotecnia.
Todo es publicidad.

Jorge Urreta dijo...

Luis, aunque no lo creas, estoy de acuerdo contigo, porque no quiero decir que detrás de todos los críticos haya un escritor frustrado, ni mucho menos. Lo que quiero decir es que entre los críticos que se dedican a la descalificación fácil, en muchos casos sin haber leído nada del autor al que critican, hay muchos frustrados. Porque digo yo que tú también me darás a mí la razón en que muy pocos de esos "críticos" son capaces de citar a Espada en su crítica, y mucho menos de saber quién es ese tal Espada, incluso aunque compren a diario el periódico en el que escribe. Con lo que voy a decir ahora, no quiero hacer bueno a Dan Brown, pero, ¿cuántos críticos de su obra ni siquiera han leído "El código da Vinci" y hablan sólo de oídas? A mí no me gustó, pero por lo menos lo leí y sé de qué hablo. Lo malo viene cuando quienes no han leído más de 3 ó 4 libros en su vida (la mayoría obligados en el colegio) se dedican a criticar por criticar (y no hablo de nadie en concreto, que ya estoy imaginando a una persona afilando sus uñas para saltar sobre mí).

Y por cierto, yo también estoy de acuerdo con Espada. El fragmento que comentaba está de verdad escrito de forma nefasta. Se dice que hasta el mejor escriba echa un borrón, pero el buen escritor se molesta en corregirlo o al menos hacer que se corrija.

Anónimo dijo...

Desde luego, el párrafo que referencia Arcadi Espada es realmente escolar, cutre, lleno de tópicos, monótono y, lo que es peor, muerto.
Este Zafón escribe literatura muerta.

Adela Fernández dijo...

Efectivamente, hoy día la maquinaria publicitaria determina las ventas de un libro. Y la buena literatura queda al margen de esa maquinaria en el 99% de los casos. Batsa ve cómo Alfaguara y la maquinaria de EL PAIS está promocionando- concurso y conicerto incluidos- un libro mediocre como "Nocilla experience", mientras libros excelentes como "300 días de sol" o "Dos minutos" quedan excluídos dels sistema y solo queda el boca a oreja entre los amigos.

Natasa dijo...

...

Disculpa que los adolescentes no tengamos más imaginación...
Prefiero no decir nada puesto que tengo 17 años y escribo una trilogía de fantasia medieval.
No me voy a meter en disputas personales.

Un gran saludo:
Natasa

http://diariodenatasa.blogspot.com/
http://elaullido-natasa.blogspot.com/

Jorge Urreta dijo...

Natasa, no has entendido el sentido del artículo. La clave está en el hecho de que "lacra" aparezca en el título entre comillas. Lo que quiero hacer ver es que la mal llamada literatura "comercial" es tan buena como cualquier otra para acercar a la gente a la lectura y la escritura.

A lo que aludía con lo de las trilogías es a la gente que sin pensar en qué quieren hacer o siquiera tener un esbozo de argumento, dicen "voy a escribir una trilogía". Por lo poco que sé de ti, da la impresión de que sabes lo que quieres escribir y a dónde te lleva, por lo que no deberías sentirte aludida. Lo único que pretendía era dar un toque de atención a aquellos que piensan antes en escribir lo que está de moda o lo que creen que va a vender que en escribir las historias que realmente tienen dentro de sí mismos. Y tranquila, no creo que vaya a haber disputa ;)

Natasa dijo...

OK.
Disculpame, ese dia estaba un poco deprimida y me alteraba todo.
No habia leido con detenimiento el texto, la verdad es que me llamo la atención la palabra "trilogias".
Bueno mucha suerte y asta otra.